En la votación por las nuevas autoridades del Honorable Concejo Deliberante de Lincoln, quedó en evidencia un acuerdo insólito: el candidato a presidente Emiliano Ressia (LLA) fue respaldado por 2 de los 4 ediles de la Libertad Avanza, por 1 de los 3 concejales del PRO y por la totalidad del peronismo (FP-PJ-FR), encabezado por el concejal Fernández, condenado en segunda instancia por malversación de fondos y enriquecimiento ilícito, defraudación a la administración pública y uso de documentos falsos.
El acuerdo incluyó la vicepresidencia primera para el Partido Justicialista y la vicepresidencia segunda para Fuerza Patria, quienes podrían dejar con poco margen de maniobra al flamante presidente del Concejo.
La propuesta fue impulsada por la concejal del PRO Sofía Arming que avaló una alianza que termina dándole poder al kirchnerismo local, especialmente ponen valor la figura del cuestionado concejal Jorge Fernández.
Lo ocurrido en Lincoln no es un hecho aislado. En distintos municipios de la provincia de Buenos Aires se repiten escenas similares, donde las negociaciones por cargos y posiciones de poder derivan en acuerdos inesperados, muchas veces difíciles de conciliar con los discursos sostenidos durante la campaña electoral.
En La Matanza, uno de los distritos más importantes del conurbano bonaerense, se produjo una fuerte ruptura dentro de La Libertad Avanza. La concejal electa Leila Gianni decidió apartarse del bloque libertario incluso antes de asumir y conformar un nuevo espacio junto a concejales del PRO. La decisión se dio tras desacuerdos internos por la conducción del bloque y el reparto de responsabilidades dentro del Concejo Deliberante, dejando expuestas las dificultades para ordenar políticamente a un espacio que llegó con la promesa de romper con las prácticas tradicionales.
Situaciones similares se replican en otros concejos deliberantes del interior como Bahía Blanca, Necochea y Zárate y el conurbano como Ituzaingó, donde el PRO y La Libertad Avanza, lejos de actuar como bloques homogéneos, terminan protagonizando reacomodamientos internos, apoyos cruzados y negociaciones caso por caso para definir autoridades. En varios distritos, estas definiciones se resolvieron con avales de sectores que habían sido adversarios directos en la contienda electoral.
Este escenario local se inscribe en un contexto provincial atravesado por la fragmentación y la ausencia de mayorías sólidas y completamente ordenadas. En la Legislatura bonaerense, integrada por 92 diputados y 46 senadores, el peronismo nucleado en Fuerza Patria mantiene un peso central, con alrededor de 39 bancas en Diputados y 24 en el Senado, aunque con tensiones internas que han dificultado incluso la definición de autoridades. La Libertad Avanza, junto al PRO y aliados, reúne cerca de 30 diputados y 16 senadores, pero tampoco escapa a disputas internas por la conducción de bloques y los lugares de poder, aun cuando en algunos casos se hayan alcanzado acuerdos provisorios. El PRO, por su parte, también exhibe fisuras internas que condicionan su funcionamiento legislativo. Esta composición, más fragmentada de lo que sugieren los números, obliga a negociaciones permanentes y acuerdos circunstanciales que luego se replican en los concejos deliberantes municipales, muchas veces lejos de las alianzas y discursos planteados durante la campaña electoral.
Fuente Equipo Panorama Politico