Desde este sábado, hay mil árboles más en la ribera del Riachuelo, una línea aquejada por la desidia y la contaminación. Este sábado, más de 100 personas los plantaron en Villa Soldati, sobre el Camino de Sirga.
Fue parte de una iniciativa para recuperar la cuenca Matanza-Riachuelo y así revitalizar la biodiversidad local. Es que parte de las especies plantadas son autóctonas de la ecorregión Espinal que, como señala la Fundación Vida Silvestre, se redujo fuertemente en los últimos años por el alto desarrollo agrícola y urbano.
Entre los ejemplares que se plantaron hay 290 talas, 55 iba-poí, 200 acacias mansas y ramas negras, 25 ceibos, 30 fumos bravos, 200 canelones verdes, 20 algarrobos blancos, 110 espinillos y 70 senes del campo. Provienen del vivero del Centro de Información y Formación Ambiental (Cifa), especializado en flora nativa.
Estas plantas no sólo suman biodiversidad: también aportan oxígeno y, al plantarlas en esa región contaminada del Riachuelo, “absorben los contaminantes del arroyo y favorecen al proceso de recuperación y saneamiento”, explicaron desde la Agencia de Protección Ambiental (APRA), una de las promotoras de la iniciativa.
Los encargados de plantarlos fueron miembros de las ONGs ambientalistas Aves Argentinas, Un árbol para mi Vereda y Banco de Bosques, entre otras, pero también casi un centenar de vecinos voluntarios que se sumaron al evento, organizado por el Gobierno porteño junto con la APRA, el CEAMSE y la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar).
Pero las plantas no quedaron a un solo lado del Riachuelo: la APRA ya había donado recientemente otros mil árboles, que fueron plantados en la otra orilla. Todo se enmarca en la iniciativa de la agencia para recomponer los biocorredores costeros, que comenzó hace tres años.
En lo que va de 2019 ya se sembraron 5.462 ejemplares, entre árboles, arbustos y plantas herbáceas, precisaron desde la APRA. El año pasado, se plantaron más de 10.000. Algunos de los sitios ya reforestados son los arroyos Ugarteche y Cildañez, y los parques Indoamericano y Lago Lugano.
“La idea no es que sólo vengan y planten árboles, sino que además conozcan de las especies nativas, su importancia para la diversidad, cómo se plantan y los cuidados que requieren, y favorecer a reencontrarnos con nuestro propio hábitat”, explicó a la agencia Télam un técnico de Cifa, mientras repartía a los voluntarios los instructivos sobre cómo plantar las especies en el Puente Olímpico Ribera Sur, que une Villa Soldati con Lanús.
Como cierre, cada participante dejó sus deseos para la Cuenca y el Riachuelo escritos en cartulinas en forma de hojas de plantas. Uno de ellos resumió un reclamo vecinal de años: “Por más espacios verdes y menos contaminación fabril”.
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