Después de 11 años de lucha, los vecinos de Colegiales inauguran la Plaza Clemente

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Publicado: 01/07/2019
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Finalmente el día llegó: este lunes se cosechan los frutos de más de una década de lucha vecinal. Es la Plaza Clemente, como el entrañable personaje de Caloi, que se inaugura a las 15 frente al Mercado de Pulgas de Colegiales.

Demarcada por las calles Concepción Arenal, Enrique Martínez, Conde y la avenida Dorrego, la nueva plaza ocupa el equivalente a media manzana. Un área de apenas 7.300 metros cuadrados, pero por la que hubo luchar por más de 11 años. El Gobierno de la Ciudad había aprobado en 2015 una licitación para que se construyera allí una playa de estacionamiento subterránea. El proyecto que se alzó con la concesión proponía incluso la creación de un shopping a cielo abierto. Sin embargo, una ley que había aprobado la Legislatura en noviembre de 2007 había designado al predio como espacio verde. Y ese fue el uso por el que los vecinos decidieron salir a pelear.
 
Tuvieron que pasar abrazos simbólicos, festivales, recursos de amparo, audiencias públicas y el propio peso de la ley para que la plaza comenzara a construirse en mayo de este año. Ahora, casi dos meses después, los vecinos podrán ver, oler y tocar lo que por ahora sólo venían imaginando.
 
Este fin de semana, una veintena de trabajadores iban y venían rastrillo y palas en mano, incluso bajo la lluvia. Es que había que terminar de poblar la plaza de 250 árboles, varios de gran porte, como ceibos, anacahuitas, lapachos, palmeras, pindós, y más de 42.000 plantines de herbáceas. En un momento, el agua caía tan intensamente que debieron parar. Las calles Martínez y Conde, que fueron niveladas para ser de convivencia con 10 kilómetros por hora de máxima, se convertían por momentos en un gran fangal. 
 
Gustavo Beade, uno de los impulsores vecinales del proyecto, destaca lo distinta que es esta plaza a otras que hay en la Ciudad: “Es un pequeño jardín botánico, porque muestra tres áreas representativas de la región: el pastizal pampeano, la selva marginal y el talar”. 
 
Es un diseño en forma de gotas conectadas por caminos, que crea distintas zonas, cada una con una propuesta diferente: un observatorio de mariposas, un área de descanso, un anfiteatro, un espacio con sistema de agua en brisa para refrescarse en verano, sectores con juegos y un sendero educativo con la vegetación nativa en cuestión. Para conservarla, Beade cree importante “que haya guardianes para que la gente no invada esas áreas, que aún tienen que consolidarse”.
 
“Estamos muy felices por ver la plaza hecha realidad y eso no nos lo saca nadie. Si no hubiese sido por nosotros, ahora acá habría un shopping”, celebra Melisa Brarda, una de las vecinas que más se involucraron en la lucha por la creación de este espacio. Pero lamenta a su vez que “no hubo ningún tipo de resarcimiento por el tiempo de espera y el intento de centro comercial frustrado”.
 
En el lugar antes había un terreno baldío, rodeado por un paredón, inutilizado e inaccesible. Durante 13 años estuvo usurpado por Canal 9, que instaló allí sus talleres. En 2004, el predio fue restituido al Gobierno de la Ciudad, pero seguía habiendo escombros, restos de materiales de obra y antiguas bases de hormigón, que tuvieron que ser demolidas. También se debió hacer un entubamiento subterráneo por Conde desde Dorrego hasta Concepción Arenal.
 
Estos trabajos de ampliación y revalorización estuvieron a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad, y fueron ejecutados por la empresa Naku Construcciones. Los vecinos participaron del diseño y propusieron tres ejes: la incorporación de vegetación nativa, la creación de espacios para recuperar la historia e identidad barrial, y la mejora de la accesibilidad. 
 
Para este último eje, desde el Ministerio resaltan la participación tanto de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, como de la Comisión para la Plena Participación e inclusión de las Personas con Discapacidad (COPIDIS) y la ONG Rumbos. Así fue que se resolvió hacer planos legibles a través del tacto para personas no videntes, pictogramas para chicos que presentan trastornos del espectro del autismo y juegos especiales para chicos con discapacidad.
 
Con todo, advierte Brarda, “algunos de los ejes que propusimos no fueron respetados tal cual lo habíamos planeado participativamente". Pero también admite que “son detalles: lo que pesa más en la balanza es que por fin vamos a poder disfrutar de la plaza”.
 
CLARIN.COM